Después de jugar golf un sábado durante el verano, Joel Pritchard, congresista del estado de Washington y Bill Bell, exitoso hombre de negocios, regresaron a la casa de Pritchard en Bainbridge Island, WA (cerca de Seattle) para encontrar a sus familias sentadas sin nada que hacer. La propiedad tenía una vieja cancha de bádminton, por lo que Pritchard y Bell buscaron equipo de bádminton y no pudieron encontrar un juego completo de raquetas. Improvisaron y comenzaron a jugar con paletas de ping-pong y una pelota de plástico perforada. Al principio colocaron la red a una altura de bádminton de 60 pulgadas y lanzaron la pelota por encima de la red. A medida que avanzaba el fin de semana, los jugadores notaron que la pelota rebotaba bien en la superficie de asfalto y pronto la red bajó a 36 pulgadas. El fin de semana siguiente, Barney McCallum conoció el juego en la casa de Pritchard. Pronto, los tres hombres crearon reglas, confiando mucho en el bádminton. Mantuvieron en mente el propósito original, que era proporcionar un juego que toda la familia pudiera jugar junta.